La programación es una de las actividades o
herramientas que ayudan a desarrollar el pensamiento computacional.
Introducir actividades
para aprender programación, como puede ser la robótica
educativa, desde las primeras etapas escolares supone un gran
estímulo, pero no es la única vía para trabajar el pensamiento computacional en
el aula.
La alternativa son las actividades “desenchufadas”, es
decir, las que no requieren un ordenador o dispositivo electrónico para su
desarrollo. Estas permiten, muchas veces a través del juego, que los
estudiantes se familiaricen con conceptos propios de la informática y
trabajen técnicas de resolución de problemas.
Muchas de estas actividades “desenchufadas” son juegos
tradicionales como los puzles o los de construcción tipo Lego, pero todo
tipo de material escolar (lápices de colores, cartulinas, tarjetas…) está al
servicio del diseño de actividades para el desarrollo de estas competencias en
función de su nivel académico.
La introducción en el aula de actividades que ayuden a
fomentar el pensamiento computacional es una tendencia al alza a nivel europeo
y mundial. El desafío está en contar con profesionales
docentes capaces de diseñar y poner en práctica ejercicios y proyectos en
los que los alumnos disfruten y aprendan a desarrollar estas habilidades, las
cuales serán de gran utilidad tanto para su vida adulta como para la carrera
profesional que elijan.
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